Trabajo infantil: una deuda pendiente que limita el futuro de millones de niños

El pasado jueves se conmemoró el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, una fecha instaurada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2002 con el propósito de visibilizar una realidad que aún persiste en todo el mundo: millones de niños, niñas y adolescentes que trabajan cuando deberían estar aprendiendo, jugando y desarrollándose libremente.
Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), cerca de 138 millones de menores trabajan actualmente en el mundo, y 54 millones lo hacen en condiciones peligrosas que ponen en riesgo su salud, seguridad y bienestar.
Argentina no está exenta de esta problemática. Aunque el trabajo infantil está prohibido por ley, persisten situaciones estructurales que lo favorecen. La Encuesta de Actividades de Niñas, Niños y Adolescentes (ENANA) realizada por el INDEC reveló que el 10% de los niños entre 5 y 15 años realiza al menos una actividad productiva, cifra que asciende al 20% en zonas rurales. Entre los adolescentes de 16 y 17 años, el porcentaje alcanza el 31,9% a nivel nacional y hasta el 43,5% en ámbitos rurales.
Estas cifras, aunque datan de 2017, siguen siendo las más recientes y reflejan una deuda persistente con la infancia. El trabajo infantil, ya sea remunerado o no, interfiere con la escolaridad, daña la salud física y emocional, limita el acceso al juego y obstaculiza el desarrollo integral de los menores.
Cada niño que trabaja en lugar de estudiar está viendo recortadas sus oportunidades de construir un futuro autónomo y digno. Esta situación representa una grave vulneración de derechos y muchas veces está acompañada por otras carencias: abandono escolar, falta de controles de salud, y ausencia de espacios para el descanso y el esparcimiento.
Combatir el trabajo infantil no es solo una cuestión de legalidad, sino de justicia social y de garantizar a las nuevas generaciones el acceso al conocimiento y al desarrollo pleno. Porque si los menores trabajan y no estudian, sus posibilidades de desarrollo se ven dramáticamente reducidas, y con ello también se debilita el futuro del país. FUENTE CHAJARI AL DIA