Sospechas de infiltración interna en robo a banco: investigan complicidad de empleados o funcionarios

La investigación sobre el audaz robo al Banco Macro de San Isidro, donde una banda construyó un túnel de 220 metros para acceder al tesoro, apunta a posibles cómplices internos. Se analiza si un empleado desleal o un funcionario corrupto pudo haber proporcionado los planos con las medidas de seguridad de la sucursal. Antes de establecerse en un taller mecánico para cavar el túnel, los delincuentes alquilaron un local donde funcionaba un emblemático bar, pero abandonaron ese plan tras seis meses.
La banda, descrita como grande y altamente especializada, utilizó maquinaria eléctrica y mecánica para cavar el túnel, operando a 4,5 metros de profundidad y con un encofrado de madera. Para evitar ser detectados, emplearon máquinas diseñadas para generar menos vibraciones y gases, esquivando así los sensores antisísmicos instalados bajo el banco. En el lugar del hecho, se encontraron planos detallados con la ubicación de alarmas y sensores, lo que refuerza la teoría de una posible filtración interna.
El plan se descubrió por accidente cuando, al utilizar una varilla roscada para marcar el recorrido del túnel, los delincuentes golpearon una camioneta estacionada en la puerta del banco, desatando la alarma y exponiendo la operación. Las autoridades continúan rastreando el origen de los documentos para determinar quién pudo haber facilitado la información a los ladrones.
FUENTE EL ONCE