
En el trasfondo de las comisarías, más allá de las operaciones policiales que captan la atención del público, se esconde una realidad financiera que revela el sacrificio y la dedicación de nuestros oficiales. ¿Sabías que, a diario, una comisaría con dos vehículos móviles recibe la modesta suma de $15,000 para cubrir los gastos de combustible de los 2 móviles? Además, ¿te sorprendería saber que para alimentar a seis oficiales durante una guardia de 24 horas, apenas se destina $800, equivalente al costo de un kilogramo de papas?
Este grado de olvido hacia nuestros guardianes es lamentable. Es por eso que a diario presenciamos cómo almacenes y carnicerías se unen para brindar apoyo a nuestros oficiales, conscientes del abandono que enfrentan por parte de sus superiores. Este gesto de solidaridad resalta una triste realidad: nuestros valientes protectores a menudo se enfrentan a condiciones adversas mientras cumplen con su deber de mantener la seguridad y el orden en nuestras comunidades.
Detrás de las estadísticas financieras, se encuentra una historia de sacrificio y resiliencia. Es hora de reconocer el arduo trabajo de nuestros oficiales y asegurarnos de que reciban el apoyo y los recursos adecuados para desempeñar su labor de manera efectiva y segura. Solo entonces podremos honrar verdaderamente su compromiso con el servicio público y garantizar que puedan desempeñar sus funciones con la dignidad y el respeto que merecen. Además, es importante destacar que la dependencia de insumos como papel, bolígrafos, artículos de limpieza, lámparas de luz, recargas de tintas de impresoras, parquización, mantenimiento general e incluso mejoras como el pintado del edificio se financian en gran parte con dinero que los propios oficiales aportan de sus bolsillos o de adicionales que realizan para mantener un lugar funcional y servicial para el pueblo.