En un contexto donde la tecnología avanza a pasos agigantados, la ciberseguridad se ha convertido en una prioridad ante el aumento de los ataques informáticos y el sabotaje digital. Sin embargo, no se debe descuidar la seguridad física, que sigue siendo esencial para proteger personas, bienes y sistemas.
Los delincuentes pueden aprovechar vulnerabilidades estructurales, como accesos laterales o andamiajes temporales, para ingresar a edificios o instalaciones críticas. Por eso, la seguridad moderna debe abordarse desde una visión integral, donde la protección física y la defensa digital trabajen en conjunto.
Las amenazas cambian, los métodos evolucionan, pero el riesgo permanece: toda brecha, ya sea virtual o real, puede comprometer la seguridad total.
Por el Licenciado Héctor Olivera
