Crisis del tomate: productores de Santa Lucía y Goya tiran la cosecha ante precios de ruina y abandono estatal

La situación de los productores hortícolas de Santa Lucía y Goya, en Corrientes, se torna cada vez más desesperante. La abrupta caída de los precios y la falta de compradores generaron una crisis profunda en la región, donde ya se comenzaron a descartar toneladas de tomates ante la imposibilidad de sostener el negocio.

Hoy, por cada cajón de 20 kilogramos de tomate, los horticultores reciben entre $3.000 y $5.000, una cifra que no alcanza ni siquiera para cubrir los costos básicos de producción. En algunos casos, ese mismo monto es el que los consumidores pagan por un solo kilogramo en góndolas.

Miguel Tomasella, referente del sector, explicó al diario época que el pasado viernes tuvo que desechar 60 cajas de tomate. “Nos ofrecen precios irrisorios. Encima se quejan de que el producto llega muy maduro. Así no se puede seguir”, expresó.

Uno de los factores que más golpea al mercado es la supuesta “sobreoferta”, con un volumen de tomate que supera la capacidad de absorción del mercado interno. A esto se suma la rapidez con que la fruta se deteriora, lo que reduce aún más sus posibilidades de venta.

En este contexto, algunos productores evalúan regalar la producción en la vía pública, como ya ocurrió en años anteriores. “Tal vez lo hagamos nuevamente en la rotonda de acceso a Goya”, adelantó Tomasella.

¿Una actividad en extinción?

La falta de rentabilidad lleva a muchos a pensar en abandonar la horticultura. “Estamos con el ánimo por el piso. Para salvar la campaña necesitaría que me paguen al menos $15.000 por cajón. Si esto no cambia, no sé si seguiré cosechando”, lamentó el productor.

El escenario es preocupante. “No se dimensiona la gravedad: si dejamos de producir, va a faltar tomate y el precio se va a disparar. Esto es un drama. Nosotros solo sabemos trabajar la tierra y hoy no podemos vivir de eso”, agregó.

De cara a 2026, Tomasella planea reducir la cantidad de tendales para ajustar la oferta a la baja demanda.

Mientras tanto, ni el Estado nacional, ni el provincial, ni los municipios han tomado medidas para revertir la situación. Todo queda librado a la lógica del mercado. Paradójicamente, en zonas cercanas de la provincia, merenderos y comedores piden donaciones de alimentos, mientras en otras se desechan frutas y hortalizas en buen estado.

La crisis no se limita a Corrientes. En Jujuy, los productores atraviesan una de las peores campañas de los últimos años. Vicente Martínez, horticultor de Fraile Pintado, contó al diario El Tribuno que desde octubre de 2024 el precio del tomate está en caída libre: “Hoy se vende entre $3.000 y $4.000 el cajón, cuando producirlo cuesta $10.000”.

El ingreso de tomate desde Bolivia y Chile, sumado a la sobreproducción nacional, profundizó el derrumbe de precios. La situación, que parece beneficiar al consumidor a corto plazo, amenaza con provocar un desabastecimiento futuro si los pequeños productores abandonan la actividad.

La historia se repite en distintos puntos del país. Sin políticas de contención ni apoyo concreto, lo que hoy se tira en las chacras, mañana podría faltar en las góndolas.

Diario Época

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