Desafíos en la Detección y Tratamiento de la Deficiencia Visual Infantil en Argentina

En Argentina, alrededor de 70.000 niños enfrentan dificultades visuales, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). A nivel global, se estima que 7,5 millones de niños en edad escolar sufren algún tipo de deficiencia visual, de los cuales solo el 25% presenta síntomas evidentes. Este panorama destaca la importancia de la detección precoz y el tratamiento adecuado de los problemas oftalmológicos en la infancia.

La visión va más allá de la simple agudeza visual; implica la capacidad de captar, procesar e interpretar la información visual, siendo crucial para el aprendizaje y la integración social de los niños. Por tanto, los controles oftalmológicos pediátricos son fundamentales, especialmente al inicio del año escolar, dado que aproximadamente el 80% de la información que llega al cerebro es visual.

A pesar de la relevancia de estas evaluaciones, el acceso a la atención oftalmológica infantil no siempre está garantizado en el sistema de salud. Si bien se han realizado avances gracias a campañas como las llevadas a cabo por la Sociedad Argentina de Oftalmología Infantil (SAOI), que buscan detectar tempranamente patologías, es necesario continuar en esta senda con la colaboración de pediatras, docentes y familiares.

La Dra. Carolina José, coordinadora de la Sección de Oftalmología Infantil del Hospital Universitario Austral, enfatiza la importancia de los controles oftalmológicos desde el nacimiento, recomendando evaluaciones periódicas durante la infancia para detectar cualquier anomalía visual.

Es crucial estar atentos a los posibles síntomas que podrían indicar un problema visual en los niños, como dificultades para enfocar la visión, cambios en la posición de la cabeza, desviación de los ojos o visión doble. Sin embargo, es importante destacar que uno de cada cuatro niños con problemas visuales puede no presentar síntomas evidentes.

Entre las patologías más comunes se encuentran los vicios de refracción, como la miopía, astigmatismo e hipermetropía, que pueden afectar el rendimiento escolar y el desarrollo visual. En particular, se observa un aumento significativo de la miopía, asociado al uso excesivo de dispositivos electrónicos en ambientes con poca luz natural.

Para abordar estos desafíos, es necesario no solo mejorar el acceso a la atención oftalmológica infantil, sino también educar a padres y docentes sobre el uso adecuado de la tecnología para prevenir problemas visuales a largo plazo. Solo así se podrá garantizar un desarrollo visual óptimo y brindar mayores oportunidades a los niños en su desempeño escolar y social.

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