Motochorros roban una suma millonaria en plena ciudad de Córdoba

En Arturo M. Bas, entre las calles Deán Funes y Caseros, cerca del Paseo Sobremonte y a pocos metros de Tribunales I y la Municipalidad de Córdoba, se registró un nuevo incidente de inseguridad. Cuatro asaltantes a bordo de motocicletas irrumpieron en el escenario al romper los cristales de una camioneta que esperaba en un semáforo, despojando al conductor de un bolso que contenía una importante suma de dinero.
Durante la fuga, varios billetes se dispersaron por la calle. Los transeúntes que presenciaron el incidente recogieron el dinero, pero en lugar de devolverlo al propietario, optaron por guardarlo para sí mismos.
Juan, la víctima del robo, relató que fue emboscado: “Me seguían desde antes y aprovecharon la oportunidad”. Describió cómo los delincuentes rompieron primero los vidrios traseros y luego los delanteros, agradeciendo que no resultó herido por la decisión de los asaltantes de no usar la violencia extrema.

Además del impactante episodio, Juan expresó su consternación por la falta de solidaridad y empatía de las personas presentes en pleno centro, en una zona transitada a la hora del mediodía.
En su huida, los ladrones perdieron un teléfono y parte del botín, pero la gente que pasaba no solo se apropió del celular sino también de los billetes, a pesar de haber identificado al dueño del dinero.
Las cámaras de seguridad de la zona registraron el incidente, y el fiscal a cargo, Guillermo González, está revisando las grabaciones para identificar a los responsables del delito. La fiscalía señala la falta de solidaridad de quienes se llevaron el dinero y no descarta futuras imputaciones por hurto calamitoso.
Juan también denunció la reacción de un policía que, en lugar de actuar adecuadamente, le indicó que moviera su vehículo del medio de la calle. El exjefe de la Policía de Córdoba, Ramón Frías, enfatizó la obligación de un policía uniformado de intervenir ante un delito y señaló que la policía tardó 25 minutos en llegar al lugar, a pesar de que el incidente ocurrió en pleno centro.
Juan, propietario de una pequeña empresa, lamentó más la actitud de la gente común que recogió el dinero, considerándola incomprensible y reflejo de la decadencia social. A pesar de la situación, tuvo que esperar tres horas en la dependencia judicial para presentar su denuncia, ya que estaba abarrotada de personas a las que también les habían robado sus teléfonos.