La reforma laboral se perfila como uno de los ejes centrales de la agenda parlamentaria y enfrenta un escenario de mayor resistencia del previsto en el Senado. Ante este panorama, Patricia Bullrich decidió postergar la presentación del proyecto y avanzar en una serie de modificaciones para sumar apoyos, mientras la Casa Rosada mantiene conversaciones con la Confederación General del Trabajo (CGT).
En paralelo, la CGT reactivó su estructura organizativa y anunció una movilización para el jueves 18 de diciembre en rechazo a la iniciativa. Sin embargo, los canales de diálogo con el Gobierno permanecen abiertos, con negociaciones que involucran a funcionarios del Ministerio de Desregulación y de la Secretaría de Trabajo.
El oficialismo busca iniciar el debate en comisiones la próxima semana, con jornadas informativas y posterior discusión legislativa, mientras trabaja en cambios propuestos por bloques aliados, especialmente el radicalismo. La sesión en el recinto podría concretarse hacia fines de diciembre.
Uno de los puntos más sensibles del proyecto es el capítulo sindical, que introduce modificaciones al sistema de aportes y cuotas solidarias, generando fuertes objeciones gremiales. Aunque el Gobierno había deslizado que ese apartado no formaría parte de la reforma, el texto ingresado al Senado incluyó esos cambios, lo que profundizó las negociaciones.
Con un proyecto más ambicioso de lo esperado, el Ejecutivo decidió moderar el ritmo y buscar consensos para garantizar su aprobación, en un contexto de tensión y diálogo permanente con el sindicalismo.
Fuente: Infobae
