Seguridad Pública en Concordia: Desafíos Históricos y Contemporáneos ante la Crisis Social y Criminal

La seguridad pública es una construcción multicausal que involucra a varias instituciones. “Para entender de qué se trata y cómo se aplica en el sur de América, se debe conocer que el sistema y diagrama de seguridad aplicado en estas latitudes fue creado por el Imperio Romano, comenzando en la era del emperador Julio César, 70 años antes de Cristo” (se ideó que, a mayor distancia del palacio del emperador, había menos presencia de soldados pretorianos, lo que resultaba en menos seguridad). “Basta con observar la cantidad de policías que se encuentran de servicio o patrullando el radio céntrico cercano al palacio municipal y a las entidades financieras de importancia para darse cuenta fácilmente de esto”.

La ciudad de Concordia ha sido y sigue siendo una de las ciudades con altos índices de criminalidad, una característica particular debido a su constante tránsito de trabajadores golondrina y su ubicación fronteriza. A esto se suman diversos factores, como la existencia de 77 barrios de emergencia, muy carenciados. Esto representa una enormidad si se considera su población, que apenas supera los 170,000 habitantes, lo que la convierte en una especie de “mini conurbano bonaerense”. Concordia es una de las comunidades más pobres del país y enfrenta serias dificultades en términos de educación tanto a nivel familiar como escolar. Está plagada de malos hábitos y, más recientemente, enfrenta graves problemas de adicción a las drogas entre su población joven, lo que los motiva a delinquir.

El constante movimiento de personas sin instrucción básica, principalmente debido a trabajos temporales como la zafra de cítricos, arándanos y actividades relacionadas con desmonte y aserraderos, contribuye a la situación. Muchas de estas personas provienen de provincias aún más empobrecidas que la nuestra y, en muchos casos, tienen antecedentes penales. Al terminar las cosechas, se establecen de manera precaria en la ciudad, sin empleo estable, y un alto porcentaje de ellos recurre al delito debido a la falta de oportunidades laborales dignas.

Como dato que la ciudadanía debe conocer, por las noches en la “Capital del Citrus” deambulan más de 1,000 pordioseros e indigentes, la mayoría menores de 25 años. El grueso de ellos no ha terminado la escolaridad primaria y presenta antecedentes de violencia en su niñez. Además, no reciben ninguna contención social por parte de las autoridades locales. No existen lugares adecuados para albergarlos y nadie se ocupa de estos individuos carentes de todo.

Sumado a esto, la justicia es extremadamente lenta, burocrática y garantista. No parece ser una institución empática ni dispuesta a ofrecer soluciones rápidas para el buen vecino que desea vivir en paz. Existen delincuentes que han sido detenidos más de 11 veces en un año por delitos flagrantes, pero no son condenados con prisión efectiva. Y, cuando finalmente son condenados, el cumplimiento de su pena suele ser en sus casas, con escaso control, debido a la falta de tiempo y recursos del personal policial.

Hace aproximadamente 100 años, en nuestra provincia, ningún gobernador invirtió en mejorar la infraestructura ni la capacidad carcelaria acorde al crecimiento demográfico y delictual actual. Las unidades penitenciarias están colapsadas desde 1997 y, para colmo, el estado no trabaja en la reinserción social de los detenidos durante su condena. Muchos de ellos, al salir en libertad, no cuentan con la contención emocional ni los valores que los llevarían a una mejor conducta y mayores oportunidades, por lo que reinciden. En ausencia de esta reinserción, cumplen su pena y vuelven a delinquir, ya que no saben ni han aprendido a hacer otra cosa.

Además, es grave la falta de recursos de la policía local. Carecen de patrullas para cubrir la extensión territorial y la alta conflictividad de la zona, y el estado de las que poseen es deficiente. El parque automotor es insuficiente y desgastado, hay falta de equipos de protección personal y de conectividad, y la capacitación que reciben es limitada, ya que solo se les proporciona formación durante su preparación prelaboral en los centros de formación.

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